¿Qué ha pasado con Cupido?

Siempre he creído que en la vida hay dos tipos de personas, las que sueñan con llegar a ser amadas y las que habitualmente, lo son, o como diría Antonio Gala, amantes y amadas. Y digo esto porque noto una gran diferencia (quizás producida por mis ansias de tener razón que me hagan percibir mal o no) entre las personas que noto a mi alrededor y, casualidades de la vida, las que han sido amadas casi todo el tiempo tienen muchos aspectos en común y pocos que ver con las que no. Esto me lleva a hacerme un montón de preguntas, ¿acaso el que es afortunado en esto del amor no profundiza en ello? ¿O es que el que no lo ha tenido peca de inocente al soñar con un ideal que, cuando lo viva, comprenderá no existe?
De aquí podría irme también a la etología de todo esto, ¿tienen más suerte las que valoran más el envoltorio y menos las que buscan lo de dentro? Esto podría ser así (sin ánimo de ofender a las primeras) porque por todos es sabido el pánico humano a que nos lleguen a conocer de verdad.
Y finalmente, las desafortunadas en esto llamado amor, ¿encontrarán lo que tanto ansían o tendrán que desesperarse con la idea de terminar tiradas en un sofá junto a un gato callejero, con una botella de vodka a punto vaciarse mientras escuchan la emisora por excelencia para casos así? A Bridget Jones le pasaba eso… claro que ella termina encontrando al príncipe.