Y qué pasa si somos del montón

En las películas, en la publicidad, en la boca de la gente… siempre está el mismo mensaje “lo que importa es ser buena persona, querer a tus seres queridos, ser inteligente…” asumimos todas esas cualidades desde que nacemos, nuestra mente se empapa de esos mensajes, palabras que resuenan… y sin embargo, cada día, comprobamos como todas esas palabras sólo son una especie de fármaco que viene incluido (como las gafas de sol de plástico en las revistas de moda) en el pack de no tener una cara como la de Elsa Pataky y un cuerpo como el de la misma (por poner un ejemplo tan sólo) No sé lo que pensarán los demás, pero a diario oigo y veo en películas, publicidad y en la gente un mensaje totalmente distinto. Si, el mensaje que yo veo cada día es que sin una cara bonita y un cuerpo preparado para la tan discreta ropa de bershka, no tienes derecho a la vida. Puede parecer una exageración pero ciertamente, lo que veo es que las chicas guapas que conozco nunca han tenido problemas para que las quieran, los chicos que conozco sólo se fijan en aquellas que son guapas (porque, por supuesto, no van a pararse a conocer a la persona y enamorarse de eso, la persona), lo que quiero decir es que, en todas partes, desde una película donde casualmente la chica es guapa y delgada y encuentra el amor, hasta el anuncio de desodorante donde hasta la axila es bonita, pasando por la valoración de los hombres hacia las mujeres “…si vale, pero ¿está buena?” y sin dejar atrás esas maravillosas series de televisión donde la fea acompañada por un malísimo gusto para vestir, que desconoce las gafas de affelou, las pinzas de depilar y carece de carácter, consigue enamorar al jefe guapo, atractivo y ambicioso que con 30 años sólo ha visto floreros en su vida (siendo él un auténtico pelele) e intentan mostrar así, que siendo fea puedes enamorar a un guapo sin cerebro, sin vida interior ninguna, cuya única meta en la vida es conseguir mucho dinero. Pues sí que estamos apañadas!
Con todo ello, me refiero a la idea que la sociedad en general y los hombres tan sensibles y especiales que resultan ser como todos los demás en particular, nos hacen creer, que no tenemos derecho a la vida, porque, ¿acaso es vida saber que estarás siempre en el banquillo por no tener un buen metabolismo y una cara digna de muñeca? ¿No provienen esa inseguridad, ese "odio" hacia una misma, esos mensajes de "ojalá fuera guapa" precisamente de todo ello?

¿Cuándo esa sensación de “viendo cómo son las cosas, acabaré sola” pasa de inseguridad, a triste y cruel realidad?